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SAN IGNACIO

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San Ignacio

San Ignacio Guazú fue la primera reducción jesuítica guaraní fundada en suelo sudamericano. Ocurrió en el año 1609, en algún punto del actual Departamento de Ñeembucú entre Itá Corá (Mayor Martínez) y Paso de Patria, en el margen derecho del Paraná a la altura de la reducción franciscana de Itatí.

Su fundación se realizó durante el viaje de los padres jesuitas Marcial de Lorenzana y Francisco de San Martín, cuya misión era ir fundando estas reducciones para lograr una ocupación territorial en la vasta longitud del Paraná y de esa manera plantear una futura comunicación con la región del Uruguay, así como también evitar las inhóspitas zonas del Mbaracayú. Podríamos afirmar que San Ignacio Guazú fue la "Madre de las Misiones", puesto que al ser el centro de las demás reducciones, de aquí partieron los jesuitas para fundar Encarnación, Santiago, San Cosme y San Damián, Jesús de Tavarangüe, Corpus, Natividad del Acaray, Santa Rosa de Lima, Santa María de Fe y otros.

En investigaciones que se han realizado este siglo, se encuentra que en San Ignacio Guazú los indígenas practicaban después de la misa del domingo, un juego en que consistía en patear una pelota hecha de goma natural. El término "mangá ñembosarái" se encuentra en un libro de 1639 de Antonio Ruiz de Montoya, donde explicaba que el "mangaisy" era una pelota refinada que se hacía con el fruto del mangá y "ñembosarai" significa jugar. En las "Cartas Anuas" (son cartas anuales que enviaban Jesuitas a Roma, donde informaban las actividades de las misiones) se hablaba de este juego que protagonizaban los guaraníes, es por eso que se considera de manera extraoficial a San Ignacio Guazú y a los guaraníes, como los creadores del balonpie; claro que sin las mismas reglas, puesto que su regla era que perdía el equipo que se cansaba primero, lo que le convertía en un juego de resistencia.

En los últimos años, San Ignacio reflotó esa veta cultural que tenía desde la época de los jesuitas de la mano de un ignaciano, el artista Koki Ruiz, quien proyectó el evento de Tañarandy, que se realiza cada Viernes Santo y es una de las fiestas de religiosidad popular y evocación al arte barroco-guaraní, más grandes e importantes del Paraguay. La población de la ciudad también ha sabido dotarse del arte a través de los talleres e incentivos que ha realizado el artista en la gente, por ello uno cuando visita San Ignacio encontrará murales, tallados, etc, en varios lugares del centro de la ciudad.

El Museo Diocesano es uno de los más importantes y merece una visita, pues se ubica en una de las construcciones edilicias más antiguas del país. La capilla de Tañarandy es un placer visual en su interior, por el trabajo artístico basado en el barroco-guaraní, de donde nace su influencia.

En la entrada de la ciudad, existe un monumento que recuerda a la reducción jesuítica y también se encuentran rocas talladas con los rostros indígenas que homenajean al Cacique Arapysandu y otros, porque fueron ellos los que trabajaron con los jesuitas en la fundación de esta misión.

San Ignacio es un pueblo de arte y religiosidad par ser visitada en cualquier momento del año, pero es prácticamente obligatorio para cualquier turista agendarse una visita algún Viernes Santo, para vivir una experiencia única en Tañarandy.

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