Si Guarambaré tiene algo en su historia, es que en sus inicios se trató de una comunidad guaraní de rebeldes y guerreros, puesto que fueron los primeros que se alzaron contra los españoles durante la conquista. Quizás parte de esa sangre guerrera perduró en el tiempo y por ello cada 29 de setiembre las familias guarambareñas desde hace como un siglo honran a San Miguel Arcángel.
La iconografía de San Miguel Arcángel está representada por un ángel con sus alas desplegadas, blandiendo una espada en la mano y pisando al Diablo vencido por él. San Miguel es "Príncipe de la Milicia Celestial", es decir, el primer soldado de los "Ejércitos de Dios" y se da ésto en varias religiones como la católica, judía, ortodoxa, copta y otras.
La procesión en honor a San Miguel Arcángel en Guarambaré se origina en el barrio del mismo nombre y las familias son muy devotas. Dicha procesión incluyó también a los barrios "Alegre" y "Colón", porque los adeptos del santo son muchos. Fue después de la Guerra del Chaco que decidieron también honrar (porque ocurre en la misma fecha) a la gran victoria paraguaya en la Batalla de Boquerón.
Por ello, los promeseros visten a sus hijos de soldaditos, de manera a que también representan a los Soldados del Ejército de Dios y honran al mismo tiempo la memoria de los grandes combatientes que defendieron el Chaco y ganaron en Boquerón, donde muchos de ellos provenían de esta ciudad, tal es el caso del mítico Emiliano R. Fernández.
La festividad por San Miguel Arcángel de Guarambaré es única y peculiar, donde los jóvenes y niños se visten de verdeolivo y se alistan a este Ejército Celestial; los promeseros de los tres barrios se juntan en la plaza para realizar una marcha alrededor de la Iglesia y luego partir en tres caravanas distintas cada una con su figura del santito para dirigirse a sus respectivos barrios, pasando por las casas que entregan víveres y regalos a los visitantes, como una forma de pagar sus promesas.
Esta colorida tradición guarambareña arranca a las 09:00 y cada año gana más adeptos, siendo un motivo de festejo y reunión de familias, de pagar promesas, de seguir creyendo y de continuar construyendo una memoria sobre nuestra propia historia.