La Catedral Metropolitana de Asunción es uno de los efidicios más emblemáticos no sólo de la capital sino de la historia Paraguaya. Su primera construcción comenzó en 1539, a dos años después de la fundación de la ciudad Madre de Ciudades y originariamente estaba realizada en adobe y palmas. Fue la primera diócesis del Río de la Plata.

Esta iglesia sufrió su destrucción durante un gran incendio en 1543, por lo que se la reedificó en el año 1548, por Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Décadas más tarde volvió a ser edificada en una nueva ubicación alejada de la zona inundable de la bahía, debido a las crecientes y fue inaugurada este nuevo edificio en 1689.

Durante el mandato de José Gaspar R. de Francia su campanario fue demolido con la idea de ser reconstruído pero no se volvió a erigir hasta su muerte, sobre todo debido a que él había eliminado la relación del Gobierno con La Iglesia y con todo tipo de religión.

Durante el gobierno de Don Carlos Antonio López se vuelve a demoler todo y se erige la construcción que conocemos hoy día, en 1845, que ya contaba con un nuevo campanario. Durante el gobierno de este presidente se erigieron muchas otras Iglesias en todo el país que llevaban el llamativo escudo del Paraguay (león y gorro frigio) en el frontis, simbolizando así que era una construcción realizada por el Gobierno.

El estilo arquitectónico es Neoclásico del Siglo XIX, en su interior las naves están compuestas de pilastras estriadas y su techo es a dos aguas; su retablo del Altar Mayor perteneció a la iglesia del antiguo Convento de los Franciscanos, está tallada en madera y es policromada, siendo uno de los tesoros de la capital.

Sin lugar a dudas uno de los sitios más emblemáticos del pasado del Paraguay que vale la pena conocer por su arquitectura, por su arte y sobre todo, su historia.