La leyenda cuenta que a los marinos les aparecía la Virgen en este lugar, protegiéndolos para no chocar contra las rocas en sus viajes, razón por la que decidieron brindarle un homenaje creando un santuario. Posee un bosque donde familias y personas disfrutan de la sombra y el aire fresco durante todo el año, convirtiéndose en lugar bien cuidado y aprovechado
Largos caminos de piedra y ladrillos permiten recorrer la ruta que lleva al santuario conocida como "La Ruta del Peregrino".
A inicios del siglo XX, en 1912 fueron los misioneros del Verbo Divino quienes mediante su gestión lograron que se instale en la gruta una pequeña imagen de la Virgen traída desde Europa. De dicha manera los peregrinantes que no llegaban hasta Caacupé fueron haciéndolo hasta la Virgen de Itacua y así se fue creando dicha costumbre.
Cada 8 de Diciembre, los peregrinos itapuenses llegan hasta el lugar donde algunos comenzaron su marcha el día anterior, como una manera de pagar sus promesas.